España cuenta con 387 faros, de los cuales entre el 50 ó 60 están habitados, y la Comunidad Valenciana con un total de 16. Los técnicos que trabajan en estas instalaciones no solo se dedican al mantenimiento del faro, sino que colaboran con la Autoridad Portuaria. El Ministerio de Fomento español quiere transformar estos faros marítimos en instalaciones hoteleras con la finalidad de dar un uso complementario. Estos cambios, pueden derivar en impactos ambientales, por ello es necesario el asesoramiento de un ambientólogo.
El faro de Fomentor de las Islas Baleares, que alberga un restaurante, y el de Finisterre en Galicia, que da cabida a una sala de exposiciones, son algunos ejemplos de faros que han sufrido transformaciones en sus usos. Cabe destacar, que modificar los faros en instalaciones hoteleras, así como en destinos turísticos culturales, puede ocasionar repercusiones negativas en el medio ambiente. Para ejecutar estos cambios es necesario observar con atención el entorno y hábitat que ocupan, dado que en muchos casos estos faros están ubicados en espacios con algún nivel de protección o que se enmarcan en un régimen urbanístico “especial”.
Un hotel asentado en las instalaciones de un faro precisará de actividades complementarias en materia de educación, información y comunicación ambiental. Además, aquellos faros que transformen parte de sus instalaciones o su totalidad en hoteles deberán llevar a cabo una gestión ambiental “exquisita”.